LA SIMPLICIDAD

Si os paráis un momento a pensar, en el colegio de bien pequeños nos enseñan a resumir. Recuerdo que cuando empezamos a leer y escribir la profesora nos pedía que hiciéramos cada semana un resumen de un cuento. Me acuerdo perfectamente el trabajo que significaba para mi resumir una historieta, necesitaba la ayuda de mi madre para hacer los deberes.

Cuando nos hacemos un poco más mayores nos enseñan a simplificar en matemáticas. También me resultaba una tarea la mar de difícil y me preguntaba para qué debía servir reducir a la mínima expresión si el resultado final era el mismo.

La respuesta la conocí con el tiempo. Sí amigos, aunque parezca mentira letras y números nos enseñan desde pequeños una misma idea: la simplicidad. Y es que en general, la mayor parte de las personas (hay de todo en la villa del Señor) intentan simplificar su vida al máximo, yo soy uno de ellos. Yo soy de esa gente que piensa que si la solución es más complicada que el propio problema, tiene que haber otra forma más fácil de hacerlo.

Un profesor de la universidad dijo una vez en clase: "las fórmulas que contienen más información son las más escuetas."


Moraleja: Hazlo bonito, hazlo fácil. O al menos que lo parezca...