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LA CHICA

La chica era tímida, aún recuerdo como sonreía ante las bromas de cortesía de las personas mayores a la vez que se sonrojaba. Era una sonrisa sin enseñar los dientes, una de esas sonrisas comprometidas. La seriedad era un rasgo característico suyo, se lo decía todo el mundo y ella solía decir que estar serio no significa estar enfadado. A la gente le gustaba hacerla reír porque era complicado pero muy gratificante escuchar su risa.
La gente que no la conocía pensaba que era borde porque no hablaba mucho, pero ella sabía que valía más por todo lo que callaba. Hay gente que habla mucho pero no dice nada y ella odiaba a ese tipo de gente. La gente que cuenta todo acerca de su vida pierde todo el misterio, decía.
Ella era diferente, una caja de sorpresas, una de esas chicas que a medida que las vas conociendo más te gustan y de esas chicas que sabes que nunca las acabarás de conocer. De pequeña sus padres le compraban todo lo que quería, era inevitable hacerlo. Si yo hubiese sido su padre no me hubiera podido negar a darle todo lo que me pedía. Y es que era tan, como decirlo, ¿irresistible? Sí, esa es la palabra, irresistible. Conseguía todo lo que quería y no porque fuera una niña mimada sino porque estaba dotada con el arte de la persuasión. Yo creo que era su mirada, sus ojos o los hoyuelos de sus mejillas.
Tenía una forma muy interesante de hablar, no sé como describirlo pero desde luego era una forma muy cautivadora. Creía en la belleza y le gustaba todo lo relacionado con la estética, era muy especial en estos temas. ¿Sabéis esas personas a las que no se les puede regalar cualquier cosa? Pues a ella no era difícil sino imposible. Por eso no le gustaba que le regalasen cosas, prefería comprárselas ella. No le gustaba nada fingir que algo le gustaba cuando no era así.
A menudo soñaba con ser rica y le encantaba predecir cómo sería su vida en un futuro. También sentía nostalgia por el pasado de su vida, era contradictoria, pero esta contradicción estaba compensada con una gran virtud, no era dueña de sus palabras. Aunque era cabezona y orgullosa, podía pedir perdón sin problema alguno.

Lo peor fue su final.

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