FRACASO

He tenido muchos fracasos en la mayoría de los aspectos de mi vida. De hecho, si me pusiera a enumerarlos todos, llenaría unas cuantas páginas segurísimo.
Y es que mi vida está repleta de altibajos, cambios de humor, cambios de actitud, de contradicciones... pero bueno, eso es otro capítulo.

Volviendo al tema; saborear la mezcla de amargura y acidez que produce el fracaso es necesario para avanzar como persona. A veces es necesario tocar fondo, eso te permite reconocer lo bueno, apreciarlo. No se puede estar comiendo jamón de jabugo todos los días, a lo bueno uno se acostumbra rápido. Te acostumbras y lo peor es que quieres más y más, como una droga. El éxito es una droga sana (o no).

Siempre he pensado que de las peores cosas que te pueden pasar en la vida es tocar techo de joven. A mi no me gustaría empezar a caer cual avión sin motores a partir de los 30 años. Tampoco sé si quiero tocar el éxito, prefiero guardar una distancia con él, tiene pinta de peligroso (prefiero que siga apareciendo en sueños).